ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL CONCRETO REFORZADO

La mayoría de la gente piensa que el concreto se ha usado durante muchos siglos, pero no es así. Los romanos utilizaron una especie de cemento, llamado puzolana, antes del nacimiento de Cristo. Encontraron grandes depósitos de ceniza volcánica arenosa cerca del Monte Vesubio y en otros lugares en Italia. Cuando mezclaron este material con cal viva y agua, además de arena y grava, dejando endurecer la mezcla, se produjo una sustancia rocosa que utilizaron como material de construcción. Se podría pensar que resultaría una especie de concreto relativamente pobre, en comparación con las normas actuales, pero algunas estructuras de concreto romanas siguen de pie hoy en día. Un ejemplo es el Pateón (un edificio dedicado a todos los dioses) que se encuentra en Roma y se termino en el año 126 de nuestra era.

El arte de hacer concreto puzolánico se perdió durante la Edad Media y fue resucitado hasta los siglos XVIII y XIX. En Inglaterra se descubrió en 1796 un depósito de piedra de cemento natural que fue vendida como "cemento romano". Se descubrieron otros depósitos de cemento natural tanto en Europa como en América, que fueron explotados durante varias décadas.

El verdadero gran adelanto para el concreto ocurrió en 1824 cuando un albañil ingles llamado Joseph Apdin, después de largos y laboriosos experimentos, obtuvo una patente para un cemento que él llamó cemento portland, debido a que su color era muy similar al de la piedra de una cantera en la isla de Portland, en la costa inglesa. Él hizo su cemento con ciertas cantidades de arcilla y piedra caliza que pulverizó y quemó en la estufa de su cocina, moliendo después la escoria resultante para obtener un polvo fino. En los primeros años tras su invención, ese cemento se usó principalmente en estucos. Este extraordinario producto fue adoptado poco a poco por la industria de la construcción y ni siquiera fue introducido en Estados Unidos sino hasta 1868; el primer cemento portland no se fabricó en Estados Unidos sino hasta la década de 1870.

Los primeros usos del concreto no son bien conocidos. Muchos de los trabajos iniciales fueron hechos por los franceses François Le Brun, Joseph Lambot y Joseph Monier. En 1832 Le Brun construyó una casa de concreto y siguió después la construcción de una escuela y una iglesia con el mismo material. Alrededor de 1850, Lambor construyó una embarcación de concreto reforzado con una red de alambres o varillas paralelas. Sin embargo, se le acredita a Monier la invención del concreto reforzado. En 1867 él recibió una patente para la construcción de tinas o receptáculos y depósitos de concreto, reforzados con una malla de alambres de hierro. Su meta reconocida al trabajar con este material era obtener un bajo peso sin tener que sacrificar resistencia.

De 1867 a 1881 Monier recibió patentes para la fabricación de durmientes, losas de piso, arcos, puentes peatonales, edificios y  otros elementos de concreto reforzado en Francia y Alemania. Otro francés, François Coignet, construyó estructuras simples de concreto reforzado y desarrolló métodos básicos de diseño. En 1861 publicó un libro en el que presentaba un buen número de aplicaciones. Fue la primera persona en darse cuenta que la adición de demasiada agua a la mezcla reducía considerablemente la resistencia del concreto. Otros europeos que experimentaron con el concreto reforzado en sus etapas iniciales fueron los ingleses William Fairbairu y William B. Wilkinson, el alemán G. A. Wayss y otro francés, François Hennebique.

William E. Ward contruyó el primer edificio de concreto reforzado en Estados Unidos en Port Chester, Nueva York, en 1875. En 1883 presentó un artículo ante la American Society of Mechanical Engineers donde afirmaba haber obtenido la idea del concreto reforzado al observar a trabajadores ingleses en 1867 intentando limpiar el cemento endurecido de sus herramientas de hierro.

Thaddeus Hyatt, un estadounidense, fue probablemente la primera persona en analizar correctamente los esfuerzos en una viga de concreto reforzado y en 1877 publicó un libro de 28 páginas titulado An Account of Some Experiments with Portland Cement Concrete, Combinet with Iron as a Building Material. En este libro elogió el uso del concreto reforzado y dijo que "las vigas laminadas (acero) tienen que aceptarse con base en un acto de fe". Hyatt puso mucho énfasis en la alta resistencia del concreto al fuego.

E. L. Ransome, de San Francisco, supuestamente usó concreto reforzado en los primeros años de la década de 1870 y fue el inventor de las varillas corrugadas (o retorcidas), para las que obtuvo una patente en 1884. Estas varillas, que eran de sección transversal cuadrada, se torcían en frío con una vuelta completa de una longitud de no más de 12 veces el diámetro de la varilla. (El propósito de torcerlas era proporcionar mejor adherencia entre el concreto y el acero.) En 1890, en San Francisco, Ransome construyó el museo Leland Standord Jr. Se trata de un edificio de concreto reforzado de 312 pies de largo y 2 niveles de altura en el que se usó como refuerzo de tensión el alambre de los cables de desechos de un sistema de transporte funicular. Este edificio sufrió pocos daños en el sismo de 1906 y el incendio que resultó. El limitado daño a este edificio y otras estructuras de concreto que resistieron el gran incendio de 1906 condujo a una amplia aceptación de esta forma de construcción e la costa occidental de Estados Unidos. Desde 1900-1910, el desarrollo y uso del concreto reforzado en Estados Unidos ha sido muy rápido.


Referencia Bibliográfica
MCCORMAC, Jack C. ; BROWN, Russell H. (2011) Diseño de Concreto Reforzado. Alfaomega Grupo Editor. México. 
Imagen Cortesía 
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Con el fin de aportar contenido a la comunidad relacionada a la construcción.

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